Título: Juana la loca, la cautiva de Tordesillas

Autor: Manuel Fernández Álvarez

Editorial: Espasa Calpe, S.A.

Fecha de la 1ª publicación: septiembre 2000


El autor, académico de la Real Academia de la Historia, narra la vida de Juana la Loca, hija de los Reyes Católicos, basándose en numerosos documentos que atestiguan la veracidad de lo que escribe. Nada de lo que cuenta está inventado. Es el lector quien puede juzgar el comportamiento de las personas que mantuvieron encerrada en Tordesillas a quien correspondía reinar. Fue reina nominal de Castilla desde 1504 (cuando murió su madre) y de Aragón y Navarra desde 1516 (cuando murió su padre); ese reinado nominal duró hasta su muerte el 12 de abril de 1555, a los 75 años de edad.

Siendo una mujer inteligente, su comportamiento pasó por momentos de locura que alternaron con otros de bastante lucidez. La locura estaba en parte justificada por el comportamiento de quieres la rodearon. Felipe el Hermoso, con quien se casó a los 16 años y del que estaba muy enamorada, le fue infiel desde el principio; esto ocurrió en Flandes, a una distancia de sus padres que se podía medir en meses, rodeada de desconocidos que hablaban un idioma distinto del suyo hasta que logró aprenderlo.

A los pcos días de trasladarse a España como heredera de la corona de Castilla, murió de repente Felipe el Hermoso, de quien había tenido seis hijos. Juana tenía derecho a la corona, pero su padre, Fernando el Católico, la consideró enferma mental sin capacidad para reinar y decidió recluirla en el palacio de Tordesillas, reinando él en lugar de Juana. Allí permaneció la reina con su hija menor Catalina, que se casó a los 16 años con el rey de Portugal. Esto aumentó el sufrimiento de Juana que a partir de entonces se quedó sin su única compañía. 

En Tordesillas estuvo rodeada de una multitud de gente a su servicio dirigida por los marqueses de Denia. Estuvieron a cargo de su reclusión, primero por orden de su padre Fernando el Católico, y después de morir su padre, por orden de su hijo Carlos V. A pesar de que la función de los marqueses era vigilarla, se les conoce por sus malos tratos y la crueldad que infligieron a la reina durante los años de su encierro. 

Se sabe que Juana recibió visitas tanto de su padre Fernando como de su hijo Carlos, pero ninguno de los dos la trató con el cariño que le debían. Ambos reinaron en lugar de Juana, por eso se dice que ella fue una reina nominal.



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