La luna se tiñó de rojo relata la aventura de Chantal, una joven de dieciocho años nacida en Ruanda, perteneciente a la etnia minoritaria tutsi. El relato está ambientado en el genocidio que tuvo lugar en su país en 1994. Comienza con el derribo del avión del presidente, de etnia hutu.
El gobierno en funciones da por hecho, sin pruebas, que los tutsis son los culpables y ordena a los hutus que maten a todos los tutsis del país, empezando por los más cercanos. Deberán hacerlo con cuchillos, hachas o machetes, ya que las armas se reservan para el ejército del gobierno.
El relato no se centra en la guerra, sino en la lucha de Chantal por la supervivencia. Permanece encerrada en solitario durante tres meses (el tiempo que dura el genocidio) en el hogar de su familia, donde se organiza un horario para no pensar todo el día en su desgracia. Dedica un tiempo a escribir recuerdos de sus padres y hermanos, a través de sucesos entrañables de una familia ejemplar de clase media.
Cuando termina la guerra surgen nuevos problemas con los hutus, perdedores de la contienda. Los últimos capítulos relatan la forma de rehacer su vida.
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