Edith Eger, superviviente de un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, relata su historia muchos años después de terminada la guerra. Lo hace de un modo original, distinto, con muchas frases cortas llenas de significado; son pensamientos que muestran su intimidad y su afán de superar el horror que sufrió cuando tenía dieciséis años.
Todo empezó cuando los soldados alemanes invadieron el pueblo donde vivía y la llevaron junto a su familia a un campo de concentración. Al terminar la guerra rehace su vida, pero no consigue olvidar los terribles recuerdos que acuden a su mente, aunque hace todo lo posible por rechazarlos. Un medio para lograrlo es estudiar Psicología y ayudar como psicóloga a otras personas con traumas difíciles de superar.
Las conversaciones que mantiene con sus pacientes son muy enriquecedoras; muestran su afán de ayudar a los que sufren y los excelentes resultados que con frecuencia consigue .
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