Mark Sullivan relata la vida de la familia Martel, ucranianos de ascendencia alemana, durante la Segunda Guerra Mundial. Parte de su vida transcurre entre dos ejércitos (alemán y soviético) que luchan entre ellos y matan a millones de personas, no solo militares sino también ciudadanos de a pie: hombres, mujeres y niños que viven en situación infrahumana durante un largo período de tiempo.
El autor cuenta con todo lujo de detalle la vida de Emil Martel, su mujer Adeline y sus hijos. La familia atraviesa situaciones extremas en cuanto a peligro de muerte y hambre atroz. Afrontan todo tipo de dificultades en la lucha por vivir unidos. Los dos son cristianos y atribuyen a la ayuda de Dios lo que consiguen superar a lo largo de su vida.
La historia está perfectamente documentada y muy bien narrada. A pesar del grosor del libro, la lectura se hace corta por su enorme interés. El relato muestra la espantosa realidad del nazismo, que duró unos años. Pero más espantosa es la realidad del comunismo, que todavía se sigue expandiendo en países de distintos continentes. Cuando un líder comunista toma el mando de un país, lo destroza en muy poco tiempo, tal como ocurre a nuestro alrededor.
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