Una familia española de mercaderes de lana mantiene relaciones comerciales con empresarios belgas de reconocido prestigio en la segunda mitad del siglo XV .

Hugo, el protagonista principal, tiene que superar a lo largo del relato innumerables obstáculos aparentemente infranqueables. 

Si el interés de la lectura depende del sufrimiento del protagonista, este libro resulta muy interesante. Se narran sucesos que mantienen en vilo al lector y poco a poco se van engranando todos hasta llegar al final. 

Llama la atención lo bien documentado que está el autor sobre la sociedad de aquella época. Describe muy bien cómo eran las ciudades, los caminos, los medios de transporte, cómo se construían las iglesias, las catedrales... Muchas obras de arte siguen en pie a lo largo de los siglos y continúan siendo admiradas como auténticas joyas en la actualidad. 

El libro tiene muchas páginas, quizá demasiadas, y hay que dedicarle bastantes horas para llegar hasta el final. Se podría haber acortado, sin duda. Pero si uno se lo toma con calma, resulta muy entretenido. Quizá hay que dejarlo para leer en vacaciones o durante un puente bastante largo. 






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